A tan solo 45 minutos de Mérida, escondido entre caminos de piedra blanca y vegetación…
Campamento en Cenote San Ignacio

Ubicado en el tranquilo municipio de Chocholá, a tan solo 30 minutos al suroeste de Mérida, el Cenote San Ignacio es un oasis subterráneo que combina la magia del mundo natural con el encanto de la vida rural yucateca.
Este cenote cubierto, de aguas cristalinas y atmósfera mística, se ha convertido en un destino ideal para quienes buscan experiencias de ecoturismo, campismo y turismo rural en un entorno seguro, acogedor y lleno de historia viva y tradición.
Un cenote dentro de una gruta
Lo primero que sorprende del Cenote San Ignacio es su singular estructura: se encuentra dentro de una caverna de piedra caliza que mantiene una temperatura fresca todo el año. La entrada es una pequeña oquedad que conduce a un mundo de estalactitas, aguas turquesas y silencio natural. Con una profundidad que varía entre 1.3 y 5 metros, es perfecto para nadar, practicar esnórquel o simplemente relajarse flotando en sus aguas.
La gruta está bien iluminada con luz artificial suave que no daña el ecosistema y permite disfrutar del entorno con total seguridad. Este equilibrio entre accesibilidad y conservación lo convierte en un ejemplo destacado de turismo responsable.
Un paraíso para el ecoturismo y el campismo
El área que rodea al cenote ha sido adaptada con un enfoque sustentable. El sitio cuenta con espacios para acampar, ideales para quienes desean una inmersión completa en la naturaleza. Acampar aquí permite vivir una experiencia única: dormir bajo un cielo estrellado, despertar con el canto de las aves y comenzar el día con un baño matutino en un cenote ancestral.
Además del campismo, se pueden disfrutar otras actividades de ecoturismo, como senderismo por los alrededores de la comunidad, observación de flora y fauna local y recorridos guiados que explican el valor geológico, biológico y cultural de los cenotes.
Turismo rural con rostro humano
Chocholá es un pueblo con fuerte identidad maya y mestiza, donde aún se conservan tradiciones como la lengua maya, la medicina herbolaria y los rituales asociados al agua y la tierra. Muchos de los trabajadores del cenote son habitantes del pueblo, lo cual favorece el turismo rural comunitario, permitiendo a los visitantes conocer la vida cotidiana del lugar y apoyar directamente a la economía local.
Los visitantes pueden participar en talleres artesanales, recorrer huertos orgánicos y convivir con familias que abren las puertas de sus casas para compartir su cultura.
Gastronomía local: el sabor del maíz y el achiote
Uno de los mayores atractivos de la experiencia en San Ignacio es su gastronomía. En el restaurante del cenote, operado por habitantes de la comunidad, se ofrecen platillos típicos como el pollo pibil, los panuchos, la sopa de lima, el relleno negro y postres tradicionales como el dulce de papaya con queso.
Los ingredientes provienen de productores locales, y muchos platillos se preparan en horno de tierra, como lo hacían los antiguos mayas. La experiencia culinaria no solo deleita el paladar, sino que ofrece una ventana al alma de Yucatán.
Clima favorable y entorno acogedor
El clima en Chocholá es cálido subhúmedo, con temperaturas promedio entre 24 y 34 °C. La mejor época para visitar es de noviembre a marzo, cuando el clima es más fresco y seco, aunque el cenote se mantiene a una temperatura constante de alrededor de 26 °C, ideal para nadar en cualquier época del año.
La brisa del campo, el frescor del cenote y la vegetación de la zona crean una atmósfera ideal para relajarse, meditar o practicar actividades de bienestar como yoga o caminatas al amanecer.
Atractivos turísticos cercanos
Además del propio cenote, Chocholá cuenta con otros puntos de interés. A escasos kilómetros se encuentra la ex hacienda Chablé, hoy convertida en hotel boutique de lujo, que puede visitarse en tours programados.
Otro destino cercano es Uxmal, una de las zonas arqueológicas más impresionantes de la ruta Puuc, donde se pueden admirar pirámides, templos y palacios decorados con símbolos mayas. También puedes visitar Yaxcopoil, una ex hacienda con museo, o recorrer los pueblos mágicos de Maní o Izamal, que conservan su traza colonial y fuerte herencia maya.
Consejos prácticos para el visitante
Reserva con anticipación si planeas acampar, especialmente en temporada alta.
Lleva equipo básico de campamento, aunque hay servicios de renta disponibles.
Usa repelente ecológico y protector solar biodegradable.
No se permite ingresar al cenote con bloqueador o cremas, para proteger la calidad del agua.
Lleva ropa ligera, sombrero y calzado cómodo para caminar.
Disfruta de la gastronomía local, y si puedes, aprovecha para conversar con los pobladores: sus historias y hospitalidad enriquecerán tu viaje.
Ventajas de practicar campismo en San Ignacio
El campismo en este cenote ofrece beneficios únicos:
Desconexión digital y conexión con la naturaleza.
Seguridad y tranquilidad en un entorno controlado.
Contacto auténtico con la cultura y la comunidad local.
Acceso al cenote a primeras horas del día, sin aglomeraciones.
Precios accesibles y contribución al desarrollo sostenible del pueblo.
Cenote San Ignacio no es solo un sitio para nadar; es una experiencia completa de inmersión en el corazón de Yucatán, donde se entrelazan la naturaleza subterránea, la riqueza cultural y el compromiso con el turismo responsable. Acampar aquí es una invitación a detener el tiempo, escuchar la tierra y ser parte de un modelo turístico que respeta y celebra la identidad de una región.
¿Te animas a vivir la experiencia?
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